CASO FONSECA - CONFERENCIA FACULTAD DE ODONTOLOGÍA EN IV JORNADA DE CIENCIAS FORENSES - SOFIA


CASO FONSECA - CONFERENCIA FACULTAD DE ODONTOLOGÍA EN LA IV JORNADA DE CIENCIAS FORENSES AÑO 2009 - PRIMERA REUNIÓN DE SOFIA (SOCIEDAD DE ODONTOESTOMATÓLOGOS FORENSES IBERAMERICANOS) 

RESUMEN SUCINTO DEL CASO:

Quisiera que a través de la presentación siguiente del caso, los futuros odontólogos convocados como peritos deben tratar de ir paulatinamente a través de su formación en el campo de la Odontología Forense, actuando como verdaderos hacedores de la justicia, alejados de las épocas de una Odontología empírica donde éramos considerados simples colaboradores de la justicia y no como parte integrante de esta.

Con el propósito de reafirmar lo expresado, les diré que una vez realizada la autopsia y en conocimiento del expediente, es decir los autos caratulados como Homicidio Culposo en este caso, se me plantearon tres hipótesis. La primera, era que el cadáver tenía pie de equino que puede ser patológico o adquirido en enfermos con prolongada postración, y también un rostro como si hubiera padecido durante su existencia enfermedades mentales; la segunda, que presentaba en sus piezas dentarias un veteado grave, motivo por el cual tuve que pedir a la Facultad de Odontología de la U.N.C. para que me determinara las zonas vetógenas de la provincia y el país, con sus grados de veteado según la zona; y la tercera hipótesis, era que presentaba en su cuerpo en las partes expuestas al sol una coloración oscura verdosa, propia de dos lugares específicos de Córdoba, uno de un asentamiento de un canal que corre cerca del Aeropuerto y que lleva las aguas hasta la localidad de Guiñazú, donde la gente de esos asentamientos beben de sus aguas, lavan la ropa, se higienizan y hasta muchos hacen sus necesidades fisiológicas, y la otra villa miseria del Barrio Renacimiento en donde desagotan las cloacas de la ciudad, en cuyos habitantes también se le ven esa coloración oscura verdosa acentuada.

Una vez en Plaza Lavalle del Barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba, donde yo trabajaba alquilando autitos a batería, llegó una mujer con seis chicas, y al estar un tiempo prolongado sentadas en los bancos de la plaza, le pregunté qué hacían, y me respondió la señora que venían de Catamarca, con la posibilidad de poner un prostíbulo en la calle Diego de Torres del mismo barrio. Le pregunté si había menores entre las chicas, y me respondió que sólo dos, a lo que le respondí yo que corrían riesgos jurídicos mayúsculos, explicándoles los motivos. Al retirarse, se quedó una de las chicas, la más grande, y al preguntarle a ella qué hacían me respondían que ejercían en la calle, y le dije si lo hacían por la ruta de Carlos Paz que une con Falda del Carmen, y me dijo que sí, pero que hacía como dos años que no salía con ella. Al seguir preguntándole otras cosas, me dijo que vivía en barrio Chacras de la Merced, donde hay unos eucaliptos grandes, en el tercer eucalipto y que se llamaba Blanca. Yo le respondí que estaba investigado una persona de sexo femenino que había sido atropellada por un automóvil en la ruta que referimos, y que podía ser su compañera, quedando que al otro día yo le llevaría una foto de la víctima por si la reconocía. Al no concurrir a la plaza, me dirigí a su domicilio, y me dijeron que estaba en un asentamiento denominado Villa Teresita, pegado al barrio Poeta Lugones, y que la prima se llamaba Irma. Solicité el permiso al Juez de Instrucción Alberto Más y así fue como me encontré con Irma, quien me dijo al mostrarle la foto que no la reconocía, pero que me fuera al lugar del tropezón, camino a La Calera y que preguntara por Teresa, que era hermana del gomero que trabaja en la esquina; así fue y al no reconocerla a la víctima, me sugirió que fuera a verla a la “gorda Rosa” en la ruta 20, porque conoce muchas chicas que trabajan en la calle. Llegué al lugar pero como no encontré a quien buscaba, le pregunté a un tal Enrique que tenía la última frutería a la mano derecha, y mostrándole la foto me dijo que no la reconocía. Así fue como se me frustró una de las hipótesis planteadas. 



Junto al Prof. Dr. Ciocca (Chile) en la Conferencia brindada sobre el caso Fonseca


Momento de responder preguntas a los Dres. Gabriel Fonseca y Ciocca (Chile) en la Conferencia sobre Homicidio Culposo, caso Fonseca, en las Jornadas donde se fundara SOFIA.


Disertación sobre Homicidio Culposo, caso Fonseca.

Solicité luego respondiendo a las zonas vetógenas al Fiscal que me favoreciera con el pedido para entrevistar al Director del Hospital Regional Arturo Illia de Alta Gracia, por ser esta la localidad de zonas vetógenas graves. Al entrevistarlo, le solicité que preguntara a los médicos clínicos si atendieron a una mujer con pie de equino, respondiéndome que viniera la semana próxima que ya me iba a tener la confirmación. Así fue que al cabo de la semana regresé al Hospital, no encontrándome con el Director. Y al pretender regresar al lugar del hecho, me acerqué a un Inspector Municipal de Tránsito solicitándole que me orientara para tomar la ruta que iba a Falda del Carmen, y le pregunté si hacía mucho tiempo que trabajaba como Inspector respondiéndome que hacía 10 años. Entonces me tomé el atrevimiento de mostrarle la foto de la víctima, respondiéndome que era la chica Fonseca, y más me dijo al presentarme yo como Perito en la causa, me dijo que él me podía acompañar a la casa de los padres. Y así fue que sin dudarlo me acompañó. En el trayecto de más o menos quince cuadras, me comentó que el padre era un guitarrero peluquero y adicto al alcohol, y que se había enterado que abusaba de sus hijas. Ahí fue cuando decidí sacarle los datos al Inspector Municipal (nombre, apellido, documento, domicilio y teléfono). Al llegar a la casa del Señor Fonseca, después de un rato largo de llamar la puerta, salió un señor que se encontraba en un estado físico y mental bastante abandonado, el que nos respondió someramente que hacía como dos años que no veía a sus hijas, que estaban en Buenos Aires.

Al regresar a Córdoba, le comenté al Señor Juez de lo actuado, y me respondió que con esos datos solos no podía hacer un allanamiento, por lo que le respondí que no importaba porque tenía que volver a la semana al hospital. Y al no encontrarme con el Director ese día, a la salida del Hospital, le pregunté a un policía donde había dispensarios odontológicos, respondiéndome que el más cerca estaba en la calle Urquiza, donde me dirigí en busca del Director del Dispensario, quien resultó ser el Dr. Carretero, a quien conocía por haber sido paciente mío y que hacía muchos años que no veía. Le mostré la foto y me dijo que él no la reconocía, pero que iba a llamar a un oficial de policía que por su función en la vía pública, conocía a muchas personas. Lo llamó de inmediato y al regresar se presentó como el suboficial Ruiz, y me dijo al mostrarle la foto que se trataba de la Sra. Fonseca, agregándome que tenía un hijo varón, que al marido lo habían matado en el tiempo de la guerrilla y que a ella la habían golpeado tanto que quedó con trastornos mentales, a tal punto que golpeó a su maestra con una botella, y que el hijo estaba en Buenos Aires. Como me facilitó el domicilio de la maestra, me dirigí a su encuentro, quien me dio el número de denuncia y demás datos, al mostrarle la foto respondiéndome que era la Sra. Fonseca y que padecía de enfermedades mentales.

A esta altura de la investigación yo había viajado al Sanatorio Abal Medina de la ciudad de Oliva, lo mismo hice en el Santa María de Punilla que también existía un sanatorio de dementes, dándome de los dos lados fichas odontológicas. Ya había viajado varias veces al lugar del hecho, y de una fábrica de ladrillos que había a pocos metros del puente que une los dos caminos, me dijeron que solían venir dos chicas, una renguita que vivía en Alta Gracia, y que a veces dormían en un criadero de gallinas que estaba sobre la ruta a Falda del Carmen. Allí fui y me encontré con el dueño que era un viejo amigo de mi barrio, y me dijo que hacía tiempo que no veía a esas chicas que trabajaban bajo el puente.

Con todos estos datos más la confrontación de las Fichas Odontológicas, el Fiscal de Instrucción de la causa decidió hacer el allanamiento y así fue como se dilucidó el caso. Para llevar a cabo el allanamiento en el domicilio del padre, el Fiscal exhortó al Fiscal de la ciudad de Alta Gracia, Dr. Nereo Maggi, quien concedió el permiso con un oficial no menor de la jerarquía de Sub-comisario para no entorpecer el procedimiento penal.

Lo narrado tiene para los futuros odontólogos suma importancia, yo diría trascendental importancia, porque como lo dejo grabado acá en el blog, el especialista en Odontología Forense como verdadero investigador y parte integrante de la justicia, debe salir de la muela, como lo hace la paloma mensajera de mi tarjeta, y después de un año y nueve meses de haber sido atropellada la Señora Fonseca, recién me dieron el caso para su identificación, de ahí es que nace la importancia de esta ciencia tributaria de la Criminología y la Criminalística, que como en este u otros casos, vamos mucho más allá del ADN como método de identificación. Me cabe sólo hacer resaltar que siempre se debe actuar en estos casos o similares, a través de un equipo interdisciplinario, y tomarlo como hábito para poder arribar a la verdad y hacer que los tiempos jurídicos sean más cortos.

Los invito a transitar por la siguiente presentación.




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