CASO DIQUE RÍO TERCERO

Prótesis encontradas en el dique de Río Tercero, Córdoba, Argentina.

Los elementos que me fueron entregados para la determinación de las pertenencia de los mismos y en lo posible la identificación de las personas de esas pertenencias, es decir la identificación de las personas en lo posible.

Los elementos entregados fueron:
- Un bolso.
- Un frasco de “Corega”.
- Dos prótesis, una inferior y otra superior total.


La prótesis superior en sus orígenes era un removible colado, que le fueron agregando con el tiempo elementos dentarios, hasta transformarla en prótesis total. Y la prótesis inferior, de acrílico, con dientes de acrílico, cuyas características nos daban pautas por su conformación de haber sido realizada por las técnicas utilizadas referente al sistema de impresión en distintas facultades de nuestro país.

Después del advenimiento de la incipiente democracia, en el año 1984 todavía seguían transitando por los caminos de los años del oscurantismo y sus consecuencias, es decir, las desapariciones de personas. Estas habían sido frecuentes de los dos lados, de los guerrilleros y de los militares, motivos éstos que no se hacía fácil contribuir con la justicia, porque se había implantado en el país el Punto Final y la Obediencia Debida. Fueron aquellos momentos cuando se derivaron a la cátedra de Odontología Legal, Historia de la Odontología y Economía Odontológica esos elementos para identificación posible de la identidad de la persona poseedora de la misma.

Sólo se nos facilitó estos elementos por pocas horas; en aquel entonces yo era Jefe de Trabajos Prácticos de la asignatura, encomendándoseme que realizara el trabajo por el profesor de la cátedra.

Después de tomar las fotografías y confeccionada la ficha odontológica, se nos planteó la hipótesis por las características de las prótesis en especial de la total inferior, que había sido realizada con las técnicas de impresión con materiales livianos, es decir, impresiones anatómicas, propio de cómo se enseñaban a confeccionarla en la Facultad de Rosario. Distinto era en Córdoba, que la toma de impresión para la confección de las mismas eran funcionales, es decir, con materiales pesados, desplazando los tejidos para así hacer la zona chapeable más amplia, con la técnica de Torneet y Fuler.

Entonces, pensamos enviar las fotografías a los dos colegios de odontólogos de la ciudad de Rosario y Santa Fe, para que en lo posible las hicieran llegar a través de las revistas que estas instituciones publican periódicamente para todos los odontólogos que ejercen en ambas ciudades.

Hasta ahí llegó nuestra investigación, puesto que en estos casos como en muchos otros como lo es el ADN, no presta sus servicios para identificación de las personas, de los demás restos posibles que hayan encontrado a nosotros nada nos dijeron si existieron o no, por un procedimiento de investigación que yo lo considero inadecuado porque en esos momentos estábamos cumpliendo con la función de perito, y siempre, hay que trabajar en equipo.

No olvidemos que el hacedor de la justicia son los peritos, y para cumplir con sus objetivos no pueden estar desconociendo otros elementos que hacen a la investigación. Son errores garrafales a mi criterio, que todavía se siguen cometiendo, puesto que el perito tiene la obligación de guardar secreto bajo apercibimiento de ley y sus respectivas sanciones.

Al pretender seguir indagando sobre el caso, se nos hacía imposible por el oscurantismo, a pesar de estar transitando una incipiente democracia que se iba inublinando por el Punto Final y la Obediencia Debida, haciéndose difícil continuar en la investigación.

Al consultar con un colega, el Dr. Ramón Bautista Mestre, que luego ocupó el cargo de Gobernador de la provincia de Córdoba, en tiempos de los radicales, nos sugirió que era mejor no continuar en esos casos por la época en la que vivíamos, y al consultarle al profesor de la cátedra Dr. Juan Antonio Fontán, me respondió que a esos elementos los habían devuelto a la Policía de la Provincia y que sólo sabía que los habían encontrado en el dique Los Molinos, de Río Tercero. Es decir que cada día se alejaban más mis aspiraciones de llegar a identificar a la persona, y también de cumplir con la inquietud de formar en Policía Científica o Judicial el Departamento de Odontología Forense para que se actuara ya y ahora, y no suceda lo reflejado por nuestra televisión en el ciclo "ADN" que emite Canal 10 de Córdoba, en donde manifestaron que de cada 1800 casos solamente Policía Judicial actuaba en no más de 400 casos, y varios días después de haberse sucedido el mismo o haberse encontrado la víctima. Es decir cuando todas las pruebas ya desaparecieron, cumpliéndose aquello por falta de estructuras adecuadas para reafirmar nuevamente como ya lo dijera que "el tiempo que pasa es la verdad que huye".


CASOS DONDE SOLAMENTE EL ODONTÓLOGO Y LA ODONTOLOGÍA FORENSE MÁS ALLÁ DEL ADN PUEDEN DILUCIDAR

Hoy Policía Judicial de Córdoba no cuenta con un Odontólogo Forense para actuar permanentemente ya y ahora (Ver Caso Dalmasso), porque el odontólogo que había ingresado cuando era colaborador de la misma del partido reinante, lo pasaron a la morgue, y hoy lo alejaron mucho más, lo trasladaron a tribunales, es decir, cada vez nos alejamos más de poder contar con elementos para contribuir más eficientemente con la justicia.

Nunca más ni el profesor titular de la asignatura ni el adjunto de aquel entonces, Dr. Víctor Emilio Aranda ni los demás colaboradores, supimos de quien se trataba esos elementos. La época así lo determinaba, y qué fácil era poder concluir el trabajo con éxito, sólo nos faltaba entrevistar al odontólogo de Santa Fe y recabar mayores datos.

Casos como éste, en donde no se concluyen por razones diversas, como los restos óseos humanos en el vía crucis de Alta Gracia, que lo publico con mayores detalles en estas páginas, que sólo me faltaba a ver a no más de tres odontólogos de la zona por las características propias de los trabajos, en especial, las amalgamas con su perfecta cola de Milano de las obturaciones y su minucioso pulido de las mismas amalgamas.

Estos fueron los casos de la Odontología Forense donde esgrime uno de los tantos elementos de incuestionable valor, con los que cuenta, para la identidad de las personas, que van más allá de los procedimientos propios con los cuales contamos como son la ficha odontológica, las rugoscopías, las mordeduras y la odontometría.

Por todo el bagaje de elementos con que cuenta la Odontología para contribuir con la justicia, son los que nos permiten afirmar que nuestra profesión por su propia evolución ha dejado de ser una rama de la Medicina, para transformarse en la hermana menor de ésta y rama de la Antropología como lo es la Medicina, lo que se justifica plenamente por tener procedimientos propios de investigación, fundamentación rigurosamente científica y de una indiscutible proyección social.

No olvidemos que alguien ya lo dijo, no existen crímenes perfectos, circunstancias especiales pasan a ser mal investigados, puntos éstos que trato de hacer resaltar cuando hablo del estilo de actuación de los peritos y su campo de acción.

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